Cada vez es más habitual ver a personas con algún tipo de intolerancia alimentaria. Esto se debe, entre otras cuestiones, a que cada vez contamos con mayor conocimiento y más herramientas que permiten hacer una mejor detección y un mejor diagnóstico. En este sentido, una de las intolerancias más “novedosas” es la intolerancia a la fructosa y al sorbitol.
Si quieres saber más sobre esta intolerancia cada vez más habitual, sigue leyendo y te contamos todo lo que necesitas saber al respecto.
¿Qué son la fructosa y el sorbitol?
La fructosa es un azúcar simple que se encuentra de manera natural en las frutas, en la miel y en algunas hortalizas, y es la responsable de su dulzor. También se comercializa como edulcorante para uso doméstico e industrial.
Por otro lado, el sorbitol es un alcohol azúcar, que se encuentra en algas rojas y algunas frutas. Cuando se metaboliza en el organismo se convierte en fructosa. Tiene un alto poder endulzante y, por lo general, se utiliza como espesante, humectante y edulcorante de muchos productos industriales comestibles.
¿Qué es la intolerancia a la fructosa y el sorbitol?
En caso de un correcto funcionamiento del organismo, la fructosa es absorbida en el intestino delgado y, posteriormente, metabolizada en el hígado, donde se transforma en glucosa para poder ser utilizada por las células. Cuando sucede un problema en la absorción o en la metabolización es cuando se manifiesta la intolerancia a la fructosa y al sorbitol.
La intolerancia a la fructosa y al sorbitol no son la misma intolerancia. Sin embargo, suelen ir de la mano al manifestarse con síntomas idénticos. Vamos a ver de dónde viene cada una:
Intolerancia al sorbitol
La intolerancia al sorbitol ocurre cuando una persona no tiene, o tiene deficiencia de una enzima llamada sorbitol deshidrogenasa, que es la enzima necesaria para metabolizarlo. En consecuencia, el cuerpo de la persona que no tiene suficiente cantidad de esta enzima no puede descomponer el sorbitol y absorberlo correctamente. Cuando la persona con dicha intolerancia consume algún alimento que contiene sorbitol, al poco tiempo suele experimentar síntomas como distensión abdominal, malestar, diarrea o gases.
Intolerancia a la fructosa
Como sucede con el sorbitol, la intolerancia a la fructosa se produce cuando hay una falta completa o deficiencia de una enzima. En este caso, de la llamada fructosa-1-fosfato aldolasa. Esto implica que la persona en cuestión no sea capaz de descomponer ni de digerir la fructosa. Por ello, esta se acumulará en el intestino y sufrirá síntomas similares a los de la intolerancia al sorbitol. En este caso, pueden suceder al poco tiempo de consumirlo o más tarde.
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Malabsorción a la fructosa (MF)
La malabsorción a la fructosa es una situación bastante habitual, ya que afecta aproximadamente al 25% de la población. Al no poder absorber la fructosa o el sorbitol, estos pasan al colon, donde son fermentados por bacterias y dan lugar a una serie de sensaciones incómodas: dolor y distensión abdominal, gases, diarrea o náuseas.
Esta intolerancia puede desarrollarse en cualquier etapa de la vida. La buena noticia es que, en algunos casos, puede ser reversible. La malabsorción del sorbitol se produce de manera similar. Sin embargo, en el caso del sorbitol, la cuestión principal se debe a que el organismo sólo puede absorber una cantidad determinada al día. Esto significa que, aunque no la sufras, puedes padecer los mismos síntomas ante un consumo elevado.
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Fructosemia o intolerancia hereditaria a la fructosa (IHF)
Es una enfermedad rara debida a un error genético del metabolismo que se da sólo en una de cada 20.000 personas. La fructosa es absorbida por las células intestinales, pero el hígado no es capaz de metabolizarla. Se acumula el producto medio de degradación de la fructosa, que es tóxico para el organismo, y este es el que causa problemas graves en su funcionamiento. La IHF se diagnostica en la etapa infantil y es irreversible.
¿Qué dieta seguir si tienes intolerancia a la fructosa y al sorbitol?
En el caso de intolerancia a la fructosa y sorbitol (o sólo en el caso de una de ellas), la dieta que se debe seguir consiste en evitar aquellos alimentos que tienen estas sustancias. Por ello, la clave consiste en saber en qué alimentos se encuentra para poder evitar su consumo.
Los principales alimentos que contienen fructosa y sorbitol son los siguientes:
- Frutas: debes evitar el consumo de la mayoría de ellas, aunque algunas con bajo contenido en fructosa sí que puedes tomarlas con moderación. Por ejemplo, el aguacate, el limón o la naranja. En cualquier caso, es importante que consultes con un profesional de la salud antes de decidir consumir algún tipo de alimento con fructosa o sorbitol.
- Verduras y hortalizas: muchas verduras y hortalizas contienen fructosa. Las que tienen menor cantidad son las acelgas, la lechuga y el pepino.
- Pescados, carnes y huevos: deben ser frescos.
- Legumbres: consumo ocasional en cantidades pequeñas.
- Cereales y derivados: sólo debes evitar los integrales y la harina de soja.
- Lácteos y derivados: no deben ser azucarados.
- Aceites y grasas: evitar salsas comerciales.
- Azúcares, edulcorantes y dulces: los permitidos son los que no contienen fructosa ni sorbitol, se puede optar por los que contienen glucosa o edulcorantes artificiales.
Como puedes ver, son muchos los alimentos que una persona con intolerancia a la fructosa y sorbitol debe restringir de su dieta. En este sentido, te recomendamos que eches un vistazo al Ebook SuperFoods. En él podrás encontrar ideas y alimentos que se adaptan bien a diferentes alergias e intolerancias, y te permitirá darle más variedad a tu dieta diaria.
¿Cómo saber qué cantidad de fructosa tienen los alimentos?
Si quieres saber la cantidad de fructosa que contiene cada alimento, puedes consultarla en la web www.intoleranciafructosa.com.
No obstante, es importante recordar que, aparte de la cantidad de fructosa, deberías valorar también la relación de fructosa y glucosa. En este sentido, se ha demostrado que la glucosa mejora el umbral de absorción de la fructosa, por lo que es un aspecto importante a tener en cuenta. En el caso de intolerancia a la fructosa y sorbitol (o sólo en el caso de una de ellas), la dieta que se debe seguir consiste en evitar aquellos alimentos que tienen estas sustancias. Por ello, la clave consiste en saber en qué alimentos se encuentra para poder evitar su consumo.
¿Qué tratamiento tiene la intolerancia a la fructosa y sorbitol?
Es importante recalcar que, en el caso de la fructosemia o intolerancia hereditaria a la fructosa (IHF), el único tratamiento alimentario es una dieta estricta sin fructosa, ya sea en forma de fructosa, sacarosa o sorbitol. Así mismo, está indicado el uso de suplementación con vitamina C, y es recomendable la suplementación con ácido fólico, porque facilita el metabolismo de los carbohidratos, entre ellos la fructosa.
Por su parte, en el caso de la MF, el tratamiento no es tan estricto. El grado de restricción dependerá de si la mala absorción es total o parcial. En cualquier caso, si tienes sospechas de que sufres de una intolerancia alimentaria porque tienes síntomas compatibles como los que hemos descrito, deberás acudir a un médico digestivo para que lo valore y haga las pruebas necesarias.
Recuerda que las alergias e intolerancias alimentarias son complejas y pueden estar influidas por muchos factores diferentes. Por ello, es esencial acudir al médico digestivo para que pueda llevar a cabo los análisis correspondientes para poder diagnosticarlas correctamente y, si es necesario, prescribir el tratamiento correspondiente en cada caso.